Se acercó, apartó las gafas de sol lentamente me las dejó alojadas en el pelo, ahora podía ver en mis ojos mis reacciones, mis pupilas alteradas ...
Sin dejar de mirarme, la primera sorpresa que noté fue su mano bajar por mi cintura, mas lento de lo que me gustaría .... recorrer mis muslos con los dedos bien abiertos de sus manazas extendidas hasta el infinito, llegar donde termina mí falda, para hacer el recorrido inverso pero esta vez por debajo de ella hasta llegar a mis braguitas.
Sus dedos se entretuvieron en el encaje de mi lencería recorriendo el fino trazo de mis labios vaginales, hasta encontrar lo que estaba buscando, en ese momento me percaté que estaba empezando a mojarme y él se daba cuenta.
En todo este tiempo no apartó su mirada, me pareció ver ese leve brillo de lujuria en sus ojos. Sabía que se estaba arriesgando con lo que estaba haciendo, era la primera vez que estábamos uno frente al otro.
Quería evitar a toda costa, esas conversaciones vacías que se producen en las primeras citas, o cuando se emprende ese caminito delicioso de la seducción, ambos estabamos allí por la curiosidad y el cosquilleo del mismo deseo. Se metió los dedos que me habían tocado en la boca ...
Quería evitar a toda costa, esas conversaciones vacías que se producen en las primeras citas, o cuando se emprende ese caminito delicioso de la seducción, ambos estabamos allí por la curiosidad y el cosquilleo del mismo deseo. Se metió los dedos que me habían tocado en la boca ...
– ¿Está a gusto del señor?
– Pues sí. Húmedo, temperatura agradable con un ligero toque a vicio en su sabor. Por cierto, te traje un regalo.
– No hacía falta, el regalo que quiero ya me lo estás dando.
Mi mano se posó en su entrepierna hasta encontrar lo que buscaba. Aquel gesto era mi señal de que también prefería dejar las conversaciones vacías y aprovechar el tiempo.
– No seas impaciente. Ahora, vamos junto tus amigas, pero primero abre tu regalo. Espero haber acertado en el color.
- ¿Que son?, ¿Unas ligas?, llevo unas braguitas de color negro, sino van a juego tendré que ir a ponerme otras, cosa que por otro lado no estaría mal, ya que las tengo empapadas.
Le dije sosteniendo la caja envuelta en papel de regalo y aguantando su mirada.
– ¿Lo abro ahora o después?
– ¡Ábrelo ahora!
A medida que el papel de regalo dejaba ver su contenido, iba pasando de la intriga a la impaciencia y de esta a la sorpresa, al ver de qué se trataba.
– Eres un auténtico cabrón.......
¿A que jode no saber de que va el regalo?
Se aceptan sugerencias ...
1 calenturas:
Primera cita a a saco, y después con las amigas, un huevo vibrado que lo activa él cuando quiere.
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