Siento una rodilla que me intenta mover en la cama, me doy cuenta que no es mi cama.
- Kórrete, me dice.- ¿Otra vez? pregunto mientras acerco mi cara a su polla.
- No de esa forma, tonta, me dice con una sonrisa que dibuja un sol en la habitación. Uff !!!!
Kedo un poco decepcionada pero correrme de nuevo no podría ni aún queriendo. ¡Dioooos! Hacía tiempo que no follaba así, bueno mejor dicho, hacía tiempo que no follaba y no por falta de ganas, este dato solo lo comparto aquí y no con Hugo (LENGUA LARGA Y MUY HaBIL por cierto), que se piensa que soy una pendona divertida, me pone un café amargo en el regazo cuando me incorporo.
En el silencio la habitación huele a sexo y a champagne, o mejor dicho mi piel, por donde corrió junto con otros fluidos.
La miro por primera vez con detenimiento, dormitorio común y corriente, tranquilo, cómodo, perdido por el barrio de Sevilla. Ahora lo miro a el mientras busca algo en un cajón, mientras me cuenta lo que querría hacer hacer a la siesta.
Le miro el trasero, precioso. Miro sus caderas, admirables, y suspiro mientras casi una bola de fraile se me atora en la garganta.
- Por mi te puedes quedar unos días. Vuelvo al trabajo el martes, me dice mientras trae un cuadernito.
Le miro el trasero, precioso. Miro sus caderas, admirables, y suspiro mientras casi una bola de fraile se me atora en la garganta.
- Por mi te puedes quedar unos días. Vuelvo al trabajo el martes, me dice mientras trae un cuadernito.
- Hmm no sé si debo y además no tengo muda de ropa, traje poco porque mi idea era irme.
- Y ¿por qué no te fuiste? ¿qué te lo impidió? me pregunta clavándome esos ojos color miel.
- Ahh, no seas así.
- El deseo Ana, el deseo te pierde.
¿Qué sabrá el de mi deseo? ¿Qué sabe de mí? ¿Qué sé yo de el? ¿Quién cohones es este hombre que me metió en su cama sin preguntarme ¿puedo? ¿Quién es cómo se atrevió a cortar mi celibato? ¿Quién?
Me acerco y lo beso. Le hago tambalear el termo del café, le acaricio los hombros, y lo vuelvo a besar, le muerdo apenas el labio inferior, dejo que mi lengua dibuje el labio superior de su boca.
- Te dije, el deseo te pierde nena.
¿Qué sabrá el de mi deseo? ¿Qué sabe de mí? ¿Qué sé yo de el? ¿Quién cohones es este hombre que me metió en su cama sin preguntarme ¿puedo? ¿Quién es cómo se atrevió a cortar mi celibato? ¿Quién?
Me acerco y lo beso. Le hago tambalear el termo del café, le acaricio los hombros, y lo vuelvo a besar, le muerdo apenas el labio inferior, dejo que mi lengua dibuje el labio superior de su boca.
- Te dije, el deseo te pierde nena.
- Jajaja, no tienes ni pajolera idea de lo que soy capaz.
Nos reímos y nos abrazamos y sé que esa pierna se tensa de otra forma, veo que el termo descansa en el piso, veo que sus planes para la siesta no están tan claros y me doy cuenta que tendré que ir al Eroski a comprarme un par camisetas al menos.
aPARTE DE MORREARSE UNA MISMA
vER MORREAR SIEMPRE ME HA PUESTO MUY hAY ImAGENES QUE ME PONEN MUUUUY cASHONDA
DE PROBAR ESA LENGUA TAAAAN LARGA, DENTRO DE MI BOKITA
1 calenturas:
Vuelves con energías renovadas,
me alegro Sirena.
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