Me daba cuenta que iba pidiendo 'guerra' y que las miradas y sobre todo los dichos de aquellos extraños en la calle me llenaban de erotismo, me hacían sentir mujer, en mi barrio por sus características no era difícil encontrar algún sujeto que te mirara descaradamente y te dijera alguna grosería, incluso la diferencia de estatus social me provocaba locas ideas que resultaban en excitación, era como una doncella entre plebeyos hambrientos y deseosos de CARNE FRESCA....sucios y mal olientes plebeyos deseosos de mi Carne....vamos que estaba inspirada imaginandome una fragil princesa, eso si una que estaba muy excitada bufff,si, si, siiiiiii que lo recuerdo.
Cuando empezaron las frases atrevidas como "mira que culo";" maci_zorra"; "buenos melones"; "tienes cara de mamadora" o "te gusta follaaaaar", mi excitación ya era demasiada, reconozco que al principio los comentarios me asustaron y parecieron un punto soeces.
Sentí una verdadera carga eléctrica recorrer mi cuerpo, me sentí empapada de un instante a otro, fue como un orgasmo instantáneo. Pare por un segundo y luego como pude seguí caminando, asustada, emocionada y sobre todo excitada. Nunca me habían llamado así, de pronto todo era tan claro, así me gustaba sentirme; sucia, provocativa, rastrera ¡toda una PUTA!. En esos momentos solo quería estar en casa, necesitaba masturbarme. Me di cuenta que había caminado bastante, estaba lejos y me sentía ansiosa. Decidí tomar el autobús, me dirigí a la parada mas próxima y me subí al primero.
Ya dentro del autobús me percate que mas de alguna mirada iba dirigida descaradamente a mi culo y luego a mis pechos. Lo mas sorprendente fue que me di cuenta que me excitaba, aunque fuera un viejo verde o a algún chiquillo mirandome, casi me mojaba y no podía evitar caminar moverme de forma aún más sensual pàra enseñar algo más y para provocar mas miradas y que se detuviran más.
Llegue a casa solo a encerrarme en el baño a masturbarme, y no les miento cuando les digo que estuve cerca de una hora orgasmo tras orgasmo, fue genial. Fue ese día que nunca olvidare, fueron los recuerdos de esas miradas y de esos atrevimientos de hombres ¡excitados y deseosos! los que me dejaron satisfecha, mi noche fue tranquila y relajada, si que me sentía bien, pero no duro mucho. A la mañana siguiente Pablo ya no estaba, se había ido a trabajar, y yo me quede sola con los recuerdos. No me tarde mucho en tomar los mismos jeans y una blusa aun mas ajustada y salir a caminar, solo a caminar, a observar y a escuchar. Los comentarios soeces no demoraron en aparecer y lo ocurrido el día anterior volvió a suceder.